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Gracias a la secuenciación de los genomas de dos especies de trufas del desierto se ha comprobado que estas no son autofértiles como se pensaba, sino que para que se formen deben encontrarse en el suelo trufas con diferentes genes sexuales. En la investigación, publicada en la prestigiosa revista New Phytologist, se ha constatado que las trufas del desierto presentan un mecanismo que impide la autofecundación. En el locus MAT de hongos como la trufa están presentes los genes MAT1-1 y MAT1-2, que regulan la producción de feromonas específicas del sexo, pero "hasta ahora, los locus MAT no se habían identificado en ninguna trufa del desierto y, por lo tanto, su modo de apareamiento era desconocido", explica la experta. El mejor método de conservación para la trufa negra fresca en cuanto las adquirimos es retirarlas del envase y envolverlas en un papel de cocina absorbente. También hay lesiones de piel que afectan a la parte oscura de la nariz, o trufa, como las queratosis o descamaciones, dejándola reseca en forma permanente. Dado que la trufa es la parte del hongo resultado de la reproducción sexual, este hecho implica que es posible saber si en una plantación o zona silvestre se pueden desarrollar estos hongos subterráneos o no, detectando la presencia de los diferentes genes sexuales.